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La mezquindad parece rodearnos en los momentos más críticos. Pero el problema no es luchar sólo contra ésta, sino que nunca consigue rodearnos si no es de la mano de la miseria, la mediocridad y la avaricia.
Cuando nos queremos dar cuenta es ya demasiado tarde. Nos tienen donde nos querían.
Entonces solo nos queda la rebelión.
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