san ramón

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"Me encontré en la calle San Ramón, la verdadera cloaca de Barcelona. En ella había de todo. Putas embarazadas de rostro color malva. Ancianas desdentadas que sólo podían usar su lengua. Moros asesinos con la nariz llena de sangre. Y, sobre todo, negros."

Pàgina 58 i he notat que estava al lloc equivocat. He deixat el Barri gòtic i he començat a caminar perseguint, amb desig, tot allò que només la Barcelona més canalla encara té. I és que, del 86 al 08, no tantes coses han canviat al Raval. Per sort o per desgràcia, el Carrer Sant Ramon s'ha mantingut fidel a les misèries de la seva gent i a les teves, i a les meves. M'he aturat al número 19. Dins la diminuta barra del bar hi havia putes, velles, moros i negres. L'únic tamboret buit duia el meu nom. El meu i el de tots aquells que necessiten fugir. He entrat i ningú s'ha immutat. Tots som protagonistes de la nostra pròpia història i, quan ja no se sap si s'està al principi o al final, les històries dels demés ja no importen. No tenia cap audiència pendent de mi. Finalment he cridat al cambrer que mig dormia al costat del ventilador i li he demanat un gintonic. No m'agrada la ginebra. No m'agrada la tònica. Tanmateix, no podía beure res diferent.

L'amargor del cubata, la del llibre i l'olor a alcohol i colonia barata de puta han fe que comencés a suar. Anava llegint, faltaven poques pàgines ja i jo suava més. Ha estat agredolç. He reconegut cert deliri en aquella humitat. Suor plaent.

He marxat a les 22h del bar, que ja plegava i li he donat la mà al cambrer-propietari. Mentre em despedía, s'ha dirigit a mi per primera vegada i m'ha dit "tu tienes muchos problemas no?". Jo feia hores que estava jugant i, en canvi, ell m'ha guanyat la partida en la seva primera jugada. No he sabut dir res més que un "por què lo dices?" que, com una punyalada ell ha respòs "has venido a mi bar sin estar colocado y a leer un libro. A ti algo te pasa". I quan semblava que ho tenia tot perdut, he respòs amb un hàbil i mig rialler "tranquilo que volveré y te contaré mi história" i he marxat del local amb la satisfacció i la certesa que no era l'útima vegada que creuaria aquell llindar.



J S J


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car(a)mel

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El Carmel! El barri de Juan Marsé i de molts altres centenars de veins anònims que fan del dia a dia una heroicitat. Quin gran regal per a ells, és clar que està per veure si el sabran apreciar i sobretot conservar.


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paciencia

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Aunque permanecía a la espera de una muestra de empatía por su parte, ésta no se produjo. Demasiada exigencia para alguien tan egoista; tenía el valor o la cara dura que yo nunca hubiera logrado reunir para ejecutar aquel orquestado plan que durante tantos días le habían estado contando; consistía precisamente en hacer lo que él estaba ahora haciendo. Ni siquiera un 'tranquilo, ya lo solucionaremos' o un 'qué te parece si hablamos de todo esto'. Indiferencia absoluta disfrazada de abrumadora mezquindad. Todo desembocaba en una presión que conseguía hacerme sentir foráneo en mi propio hogar.

De hecho envidiaba su coraje, su sinvergüencería. Ni siquiera parecía sentirse incómodo en su ataque frontal. ¡Era yo quien se sentía incómodo, deshauciado! Además me equivocaba al cederle un márgen de respetabilidad, jamás existió intención alguna de entente por su parte, ¿entonces? Si la gente zafia se avergonzara de sus modales, dejarían de ser zafios. Por esa razón se permitía toda clase de indelicadezas, al tiempo que me culpaba a mí de su comportamiento. Esa clase de personas sólo se enteran de lo que les conviene enterarse. Serán siempre mala gente.

¿Hasta cuándo creía que íba a poder seguir abusando de mi paciencia?


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ojito

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¡Aquí falta luz!

¡Colocaré un ojo de buey!

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¡Ya está!

¡Mucho mejor!


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se es con de

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I.- A mitad de camino entre los inventos y los descubrimientos, están las ocurrencias.

II.- Allá donde no llega la investigación surge el ingenio; desde siempre, desde antes que el homo fuera habilis.

III.- Claro que ciertas ocurrencias precisan un leve grado de habilidad.

Y mientras dos rebanadas de pan untadas en tomate esperan a que se termine de freir el lomo, la pregunta sobreviene:

IV.- ¿A qué hérore se le ocurrió el primer sandwich?


Hace más de dos siglos existió en Inglaterra un Conde cuya pasión por el juego no tenía medida. Solía enfrascarse en partidas interminables, haciendo caso omiso a su mayordomo cuando éste le anunciaba que su almuerzo o su cena estaba servida, lo que desesperaba a su cocinero (en adelante 'nuestro héroe anónimo') quien estaba ya harto de prepararle platos que se enfriaban y que al final debía tirar.

Así, corría un día del año 1762, cuando en un arranque de hartura, nuestro héroe anónimo decidió buenamente poner un filete de buey entre dos mitades de un panecillo y hacerlo servir así en la mesa de juego. La idea entusiasmó al Conde nada más darse cuenta que podía comer con una sola mano y utilizar la otra para seguir apostando, y ordenó a nuestro héroe anónimo que durante las partidas sirviera el almuerzo o la cena de ese modo.

A raíz de aquella iniciativa, nuestro héroe anónimo elaboró recetas variadas que pronto se hicieron muy populares entre los miembros de la alta sociedad. Aquel nuevo modo de comer hizo tal furor que hasta se puso de moda en la corte de Jorge III. Y no tardaría mucho en llegar a las clases populares.

Al fin, en una demostración de lo cierto que resulta aquello de que 'unos cardan la lana y otros se llevan la fama', nuestro héroe anónimo tuvo que ver cómo su ocurrencia, lo que hoy es un bocadillo, fué bautizado con el nombre del Conde, el Conde de Sandwich.

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grapadoras

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"No es ningún secreto que el crimen organizado se lleva en América más de cuarenta mil millones de dólares al año. Se trata de un beneficio bastante respetable sobre todo si se tiene en cuenta el hecho de que la Mafia dedica muy poco a gastos de oficina"

Woody Allen

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débil estado de derecho

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La policia debería ser garante de la policia.




Es muy fácil: dinero, mujeres y coches. Dios los cria y ellos se juntan.


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míseros

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La mezquindad parece rodearnos en los momentos más críticos. Pero el problema no es luchar sólo contra ésta, sino que nunca consigue rodearnos si no es de la mano de la miseria, la mediocridad y la avaricia.





Cuando nos queremos dar cuenta es ya demasiado tarde. Nos tienen donde nos querían.

Entonces solo nos queda la rebelión.

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livingstone

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Hitler: L'escoria de la terra, oi?
Stalin: L'assassí sanguinari dels treballadors, suposo?

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